Lo que nos gusta,
lo que no,
lo que amamos,
lo que odiamos,
lo que porcinamente hace retorcernos de placer,
lo que nos es insufrible,
lo que es irresistible y ¡ay! siempre nos hace caer,
lo que debemos callar,
lo que debemos expresar,
los secretos,
las revelaciones que acarrean cataclismos,
los dioses derribados,
los ídolos de barro,
lo que nos extasía,
lo que nos lleva a la abyección…
Curiosamente en cosas tan íntimas, tan «de uno», se fundan amores, amistades, pactos entre pueblos, odios, enemistades y guerras cruentas y sin cuartel. Curiosamente, y en el fondo, todos somos estetas y no toleramos desviaciones del cánon dogmático de nuestras preferencias.
A mi dogma y su obscuridad dedico este blog. Podéis dar vuestra opinión. Será respetada en su expresión. No obstante, he de advertiros que me importará un comino, sin importar quién séais: propio o extraño, amigo o enemigo, amante u «odiante». No estoy aquí para agradar a nadie, sólo para ser piedra de escándalo y pútrida manzana de discordia.
Sobre aviso no hay engaño… Vale